UE y Mercosur firman histórico acuerdo comercial tras 20 años de negociaciones

El alcance del acuerdo

El acuerdo elimina progresivamente aranceles para más del 90% de los bienes y servicios comercializados entre ambas regiones. Los productos agrícolas, las manufacturas industriales y los servicios financieros serán algunos de los principales beneficiarios del pacto, lo que promete generar un impulso significativo para sectores clave en ambas economías.

En términos de exportaciones, el Mercosur—integrado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay—ganará acceso preferencial al mercado europeo para productos como carne bovina, soja, azúcar y etanol, en tanto que los productores europeos de automóviles, productos farmacéuticos y maquinaria tendrán ventajas competitivas en los mercados sudamericanos.

Además, el acuerdo incluye disposiciones sobre propiedad intelectual, comercio digital, derechos laborales y protección ambiental, alineándose con los compromisos internacionales en materia de sostenibilidad.

Declaraciones y reacciones

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, celebró el acuerdo como un "momento histórico" y destacó su importancia estratégica en un contexto global marcado por tensiones comerciales y competencia geopolítica. "Este acuerdo no solo abre nuevas oportunidades económicas, sino que también refuerza los lazos políticos y culturales entre nuestras regiones. Es una señal clara de que juntos podemos promover un comercio justo y sostenible", afirmó.

Por su parte, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien lideró las negociaciones en representación del Mercosur, destacó el impacto transformador del acuerdo para la región sudamericana. "Este pacto es una victoria para nuestros pueblos. No solo nos permitirá diversificar nuestras exportaciones y atraer inversiones, sino que también fortalecerá nuestra posición en el escenario global", expresó durante la ceremonia en Bruselas.

Retos y críticas

A pesar del entusiasmo, el acuerdo enfrenta críticas en ambos bloques. En la Unión Europea, países como Francia, Irlanda y Austria han manifestado preocupaciones sobre el impacto del aumento de las importaciones agrícolas en sus sectores agropecuarios. El presidente francés, Emmanuel Macron, advirtió que su gobierno será "vigilante" en garantizar que el acuerdo no socave los estándares ambientales y sociales de la UE.

En el Mercosur, las organizaciones sociales y sindicales temen que el acceso preferencial a productos europeos pueda poner en riesgo la competitividad de las industrias locales, especialmente en sectores como el textil y la manufactura. "Este acuerdo beneficia principalmente a las élites exportadoras, mientras que los trabajadores podrían enfrentar mayor precarización", señaló el dirigente sindical argentino Hugo Yasky.

La dimensión ambiental

La sostenibilidad ambiental ha sido uno de los temas más controvertidos en las negociaciones. La UE exigió garantías para evitar la deforestación en la Amazonía y el cumplimiento de los compromisos del Acuerdo de París sobre el cambio climático. En respuesta, los países del Mercosur se comprometieron a implementar medidas para proteger sus ecosistemas, aunque los críticos consideran que las cláusulas ambientales carecen de mecanismos de monitoreo efectivos.

Un proceso de ratificación complejo

El acuerdo deberá ser ratificado por los parlamentos de los 27 estados miembros de la UE y los cuatro países del Mercosur. Este proceso podría ser largo y enfrentarse a obstáculos debido a las divisiones políticas internas en ambos bloques. En la UE, el tratado ha generado tensiones entre los países más proteccionistas y aquellos con economías más abiertas al comercio internacional.

En América del Sur, las diferencias políticas entre los gobiernos del Mercosur también podrían complicar la implementación del acuerdo. Mientras que Uruguay ha sido un firme defensor del pacto, Argentina ha mostrado mayor cautela debido a preocupaciones sobre su industria local.

UE y Mercosur firman histórico acuerdo comercial tras 20 años de negociaciones

El acuerdo también tiene importantes implicaciones geopolíticas. Para la UE, fortalecer los lazos con América Latina es una estrategia clave en un contexto global marcado por la creciente influencia de China en la región. Según analistas, este pacto podría contrarrestar la dependencia de los países sudamericanos del comercio con el gigante asiático.

Por su parte, el Mercosur busca diversificar sus relaciones comerciales en un momento en que las economías de la región enfrentan desafíos estructurales, como la alta inflación y el bajo crecimiento. "El acuerdo con la UE envía una señal al mundo de que el Mercosur está abierto al comercio y dispuesto a integrarse más profundamente en la economía global", afirmó el economista uruguayo Ernesto Talvi.